El valle de Reyero ocupa el extremo suroccidental del Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre, en la montaña oriental leonesa, uno de los enclaves más sobresalientes de la Cordillera Cantábrica, con un alto interés botánico, zoológico, geológico, geomorfológico y paisajístico. Un entorno privilegiado lleno de posibilidades para los amantes del turismo de naturaleza.
El valle se encuentra en las estribaciones el macizo de Mampodre, un macizo montañoso con trece cumbres de más de 2.000m que protege el valle de los vientos del norte y le proporciona un clima más benigno.
Se trata de un valle amplio, con una altitud media que supera los 1.100m. y un clima oceánico templado de inviernos fríos y veranos suaves donde la ganadería y la naturaleza conviven de manera beneficiosa. Sobre este entorno único encontramos cielos limpios libres de contaminación lumínica, rutas de montaña, avistamiento de fauna, deportes activos o bosques centenarios como la Reserva de Pardomino.
El modelado glaciar, kárstico y fluvial están presentes en el valle y son el asiento de ricos pastizales de montaña que se combinan con robles, hayas, abedules, serbales y la mayoría de especies arbóreas del bosque atlántico.
Abundan los grandes mamíferos de la cordillera cantábrica como rebecos, corzos, ciervos, jabalíes o lobos y el nomadeo de los osos cantábricos, además de joyas como el desmán ibérico o rarezas como la liebre de piornal, endémica de estas montañas.
Entre las aves, destacan grandes rapaces como el águila real, buitre leonado, alimoche y el ocasional quebrantahuesos y especies singulares como el picamaderos negro, pico mediano, mirlo capiblanco, treparriscos, gorrión alpino o la perdiz pardilla, habitante de los pastizales de altura.
Tritones alpinos, lagartos verdinegros, mariposas apolo y plantas aromáticas como manzanillas, tomillos o el aromático te de peña muestran la enorme biodiversidad de este entorno declarado Parque Regional y zona ZEPA e incluido en la Red Natura 2000.
Del valle parten rutas muy transitadas como la de Cuatro pueblos, Collada de Lois o la Collada de Linares, las dos últimas con amplias zonas para la práctica de la escalada.
Pero el valle de Reyero es mucho más que paisaje, hay siglos de historia escritos en las iglesias, en las casas, en los chozos y en las veredas, pero también en sus gentes, unos pobladores que, desde siempre, han compartido su vida con la naturaleza y la han conservado. Unos pobladores sin los que el valle no sería lo que hoy es.
BIOREYERO apuesta por el valle de Reyero como un excelente destino turístico del denominado de turismo verde, es decir, un turismo que busca destinos no masificados, preferentemente rurales, que apuesta por actividades saludables al aire libre donde disfrutar del ocio en la naturaleza desde el respeto al entorno. Una forma diferente de viajar y de disfrutar de la naturaleza que enriquece el entorno y a quien lo practica.