En 2009 el Filandón fue reconocido como Tesoro del Patrimonio Cultural Inmaterial de España. Esta costumbre leonesa tan cotidiana como ancestral, juntaba a los vecinos en las cocinas al caer la noche al calor de la lumbre.
Las oscuras noches de invierno, largas y frías, se combatían al calor de la cocina económica y de la animada conversación. Allí se compartían los trajines del día, se contaban historias, cuentos antiguos, chascarrillos, chistes y hasta alguna coplilla. No hacía falta abrirse un perfil ni se contaban los likes, pero no había red social más cercana ni más importante, porque mantenía la comunidad informada casi en tiempo real.
Los tiempos cambian, los pueblos se vacían y la electricidad pone luz a las calles y a las cocinas, pero el calor de la conversación se sigue necesitando tanto como antaño.

El pasado jueves, el Albergue de Pallide organizó un filandón con magosto para los vecinos del valle. Un espacio de encuentro al caer la noche, calentado por una moderna hidroestufa de biomasa y acompañado de canciones tradicionales on line gracias a una pantalla led.
Casi una veintena de vecinos del valle compartieron castañas, bizcocho y chocolate caliente para entrar en calor y animar la charla.

El recién estrenado albergue ocupa el edificio de la vieja escuela, un espacio que vio pasar varias generaciones de escolares desde los años diez a los ochenta del pasado siglo, y el lugar donde muchos de los presentes aprendieron las primeras letras. Poco a poco los recuerdos se iban sumando para componer la cronología de los maestros y maestras que fueron pasando por la vieja escuela de Pallide y que siguen presentes en el recuerdo de los mayores.
Los filandones modernos permiten traer la voz original de sus protagonistas, y en la pantalla también se pudo disfrutar de las historias de Tiano, Tomás, Lola y Felipa, cuatro nonagenarios de Pallide, hermanos y memoria viva del valle.

Un solitario par de madreñas en la entrada, un perro que aguarda al amo en la calle tumbado junto a la puerta, paisanas con forro polar y móvil activo por si entra mensaje de los nietos, un chocolate humeante que pasa de mano en mano, las castañas envueltas en periódico y esos ojos brillantes escuchando un recuerdo que les llena de luz.
Parece haber cambiado todo, sin embargo, lo importante no ha cambiado, seguimos necesitando el calor de la conversación, el tiempo de los demás, la luz de poder mirar al futuro y el aliento de las personas para seguir adelante.
